30 abr 2011
PERCIBIENDO EL AMOR
26 abr 2011
LOS INVITO A MI CUMPLE!!!
Habrá chocolate y torta.
Me siento tan identificada con él que les dejo un bello poema de Saramago
Los espero a todos para darles un abrazo..... los quiero!!! Silvia
Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!.
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la
convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!.
No quiero pensar en ello.
Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas... valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago
Premio Nóbel Literatura 1998.
11 abr 2011
LA SOLEDAD....
No me refiero a la soledad que se instala sola en nuestras vidas, la que aprieta la garganta y te deja sin aire, la soledad que angustia hasta lo indecible, la que te hace sentir un vacío aterrador, sin palabras, sin sonidos, ni siquiera la de tu alma.
No, no..... me refiero a la soledad deseada, anhelada. J. KRISHNAMURTI habla de esto.
"Para el desarrollo total del ser humano, se vuelve indispensable la soledad, como un medio de cultivar la sensibilidad.
Uno tiene que saber lo que es estar solo, lo que es meditar, lo que es morir; y las aplicaciones de la soledad, de la meditación, de la muerte, sólo pueden ser conocidas si uno las anhela.
Estas aplicaciones no pueden ser enseñadas, tienen que ser aprendidas.
Uno puede indicar, pero aprender a base de lo indicado no es experimentar la soledad o la meditación.
Para experimentarlas, uno debe hallarse en un estado de investigación; solo un mente que investiga es capaz de aprender."