16 mar 2008

EL AFINADOR DE PIANOS

De mi amiga Alquimia



La gente generalmente, piensa que hay arte en un pianista, pero no en un afinador de pianos.
Se pregunta : –sabrá cuantas corcheas hay? cuáles son los sostenidos? cómo se saluda al público?
Sergio es un afinador. Pinza en mano estira las cuerdas, ajusta las clavijas, toca una tecla técnicamente desafinada, … do do do do do … no hay música ni armonía, pero su oído prodigioso se abre como una valva: flota en el sonido, está inmerso en el sonido, ES el sonido, puro y simple.
Do do do do do … un poco más de ajuste, de tensión y la cuerda le responde; en la valva prodigiosa, nace una perla que crece en su oído/nido humano. Ahora quieto, levitado, pide silencio a la gente; sus oídos están llenos de perlas, sus orejas son madreperlas. Las perlas son los hijos de su paciencia, de su paz, orden, equilibrio. De su don.
Do do do do do…
Suena, para la gente, una extraña música y de pronto todo a dejado de ser monótono. Su do do do se ha transformado en el mantra de su alma luminosa.

Es el servidor de los artistas, que tocan sinfonías y reciben los aplausos. Hace su trabajo y el piano es sus manos, su piel, su corazón y aliento; su casa, su alimento y abrigo. Es el regazo donde juega el hijo, donde su dichosa mujer duerme felíz, envuelta en su amor.
Los músicos necesitan su asistencia y las notas poder sonar como son, alineadas en el mandala mágico que es la música. No piensa palabras, solo espirales de sonidos que son la herramienta de la orquesta que toca para la gente.
Ama su trabajo y por eso su vida tiene sentido y ha de prolongarse en el paso por este mundo, sin nuevas encarnaciones en próximas vidas.
No puede irse aún, no hay karma ni regreso; no hay nuevo comienzo ni debe arrepentirse. No debe volver ni perdonar ni tiene nada que pagar.
Sólo quiere brindar su oficio humilde y cuando siente nostalgia del abismo sagrado, que es el nirvana al que ha llegado, se queda un poco más. La voz muda a sus oídos y toca su do do do ciego, que hace ver una galaxia entera a los que sólo han visto un atizbo de luz o simplemente no han visto nunca nada, porque tienen el alma, los oídos y los ojos secos.


Gracias