17 jun 2009

LA ACCION ADECUADA/LA QUIETUD ADECUADA


Dejarse llevar por una multitud de preocupaciones conflictivas, entregarse a demasiadas exigencias, comprometerse con demasiados proyectos, querer ayudar a todo el mundo en todas las cosas es en sí mismo sucumbir a la violencia de nuestros tiempos.
Thomas Merton.

A veces es necesario marchar; a veces es necesario sentarse, orar.

Cada cosa a su tiempo puede devolver el corazón y el mundo al equilibrio.

Para que actuemos sabiamente, nuestra compasión debe estar equilibrada con la ecuanimidad, la habilidad de dejar que las cosas sean como son.
Así como nuestro corazón apasionado puede conmoverse con las penas del mundo, de la misma manera debemos recordar que no es responsabilidad nuestra remendar todo lo que hay roto en el mundo: es solo arreglar lo que podamos.
De lo contrario nos volvemos grandilocuentes, como si nos hubieran puesto aquí para ser los salvadores de la humanidad que nos rodea.
La compasión y la ecuanimidad entran en armonía cuando vivimos en la realidad del presente. Es muy sencillo. La atención y la compasión se adoptan genuinamente de a un paso por vez, una persona a la vez y un momento a la vez. De lo contrario nos agobiarán todos los problemas que hay que atender; los dilemas de nuestra familia y nuestra comunidad, la injusticia y el sufrimiento del mundo entero.

La compasión es real en los detalles, en nuestra respuesta a la inmediatez de este momento. Incluso en situaciones globales es así. Es en los detalles que la misericordia del corazón se expande. Ya se trate de nuestro vecino enfermo o la construcción gradual de una campaña mundial para prohibir las minas terrestres o detener la destrucción de los bosques húmedos, cada día, cada paso, es como respirar, una práctica de expansión del corazón.


En estos pequeños pasos puede florecer nuestra verdad..


Jack Kornfield